HISTORIA:

 

 

El Valle de Santiago y su comarca aneja, desde el momento en que se produjo la conquista de Tenerife (1496), quedaron enmarcados en el término territorial de Daute, pasando al poco tiempo a estar bajo la égida de Buenavista. La barrera natural que representaba la línea definida por el Roque de Masca, la cumbre homónima, la montaña Picón de Pelado, entre otras, pueden definir el límite meridional del término de Daute en aquella época. Por aquel entonces sólo existía una pequeña agrupación urbana en San Pedro, todo lo demás eran caseríos aislados, ya fueran componentes de una hacienda particular o de una actividad agrícola familiar. En concreto, en 1552 el Valle de Santiago contaba con 12 habitantes. Acabada la conquista se conceden los primeros repartimientos de tierras, siendo el extremeño Juan Cabeza el beneficiario de una data en esta zona hacia 1508.

 

Desde muy antiguo hubo en estos parajes una ermita cuyo titular era Santiago; en 1676, el obispo Bartolomé García Jiménez comprendió la necesidad de crear una parroquia en la región, sin depender de la de Buenavista, y realizó las gestiones necesarias ante la Corona, que dio su aprobación. El Señor del Valle de Santiago (Señorío constituido por cédula de 3 de julio de 1663), don Fernando del Hoyo y Solórzano, se ofreció a la construcción de una nueva iglesia, dedicada a San Fernando, a la que se incorporaría la antigua ermita de Santiago. Así las cosas, la parroquia se crea el 9 de septiembre de 1679. El siglo XVIII no fue uno de los más fructíferos para los vecinos de Santiago del Teide, donde en textos de la época se señalaba que “son tan pobres que sólo viven de un corto jornal, por lo que pasan la vida con mucha miseria y desnudez”. En este sentido fue muy relevante el hecho de que en 1776 el señorío de Adeje cediera al de Santiago los terrenos denominados Los Baldíos, que inmediatamente pasaron a ser cultivados por los vecinos de los lugares cercanos a cambio del pago de un determinado canon.

 

Será el 2 de julio de 1916 cuando se otorgó a este municipio el nombre de Santiago del Teide como denominación oficial, dejando a tras el topónimo de Valle Santiago. Fue en este siglo XX donde Santiago del Teide sufrió su verdadera transformación en todos los círculos tanto económicos, sociales como culturales. En el apartado demográfico el proceso de aumento poblacional, se puede ver con los 1.432 habitantes en 1900 a los 3.414 de 1970. Otro de los acontecimientos que marcan este siglo y la historia de este municipio fue la erupción del volcán Chinyero en noviembre de 1909, la última erupción acaecida en la Isla.

Santiago del Teide conoce un importante despegue cuando hasta él llega la carretera en 1930 y con el alumbramiento de galerías de agua hacia 1950, junto con la aparición del turismo en la década de los sesenta.

 

El nacimiento de Puerto de Santiago tuvo su origen en la pesca un arte prácticamente olvidado y que era sustento por excelencia de los pobladores, quienes se han volcado a favor de la creciente industria turística, principal sostén económico en Santa Cruz de Tenerife y las Islas Canarias en su conjunto.

Puerto Santiago crece y se desarrolla en toda su extensión y para su conocimiento podemos señalar que es incluido colectivamente por muchos operadores de viajes con el nombre de Los Gigantes.

 

En los últimos años se han erigido numerosas capacidades hoteleras concebidas para satisfacer los gustos más exigentes y con precios que constituyen atractivos dirigidos a incrementar el flujo de visitantes, quienes igualmente tienen a su alcance una infraestructura que contempla amplia variedad de servicios y facilidades a tono con los requerimientos de la modernidad.

 

Cuenta con una zona de playa muy pequeña pero limpia y con excelente calidad en sus aguas. Esta playa posee un calado de 50 metros de largo por 22 de ancho como promedio, donde fondean barcos de pesca, aunque por ello no pueda considerársele un puerto, ni siquiera un refugio.

 

La Playa de la Arena se encuentra a solo medio kilómetro del núcleo pesquero de Puerto Santiago y con particulares características es un lugar cómodo y accesible para los bañistas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA SANTÍSIMA VIRGEN DEL CARMEN

16 de Julio

 

Su nombre viene del Monte Carmelo, en Israel o Tierra Santa. A este monte se retiraba a rezar el profeta Elías, y en una ocasión en la cual Dios había castigado a su pueblo rebelde con un verano de tres años, Elías estando rezando en la cima del Monte Carmelo envió a su secretario a que observara en el horizonte para ver si veía algo. El otro volvió a contarle que se veía una pequeña nube. Con esto entendió Elías que ya iban a llegar las lluvias. Y en efecto la nube fue creciendo y se convirtió en una inmensa y muy provechosa lluvia que alegró enormemente a aquellas gentes que llevaban 36 meses sin agua.

La Iglesia Católica ha creído que esa nubecilla que apareció en el Monte Carmelo era imagen o anuncio de María, la cual al aparecer en este mundo nos trajo la más bella noticia: la de que con Ella, por medio de su Hijo Jesucristo nos llegaría la más grande y provechosa lluvia de gracias sobre todos nosotros, pobres pecadores (Carmen significa: tierra fértil que produce muy buenos frutos. Eso es la devoción a N. Sra. del Carmen).

Desde hace muchos siglos se reunieron en el Monte Carmelo varios monjes a rezar y hacer penitencia, y la gente los llamaba Los Carmelitas. Estos religiosos le tenían una gran devoción a la Virgen Santísima y le erigieron un templo en esa hermosa montaña.

Pero en el siglo XI llegaron los Mahometanos, terribles enemigos de la religión católica, y destruyeron todo a sangre y fuego. Muchos monjes, murieron mientras cantaban himnos a la Sma. Virgen, pero algunos lograron huir y embarcarse y llegar hasta Italia. Allá empezaron a propagar la devoción a la Sma. Virgen y las gentes los seguían llamando Los Carmelitas. Ahora los Padres Carmelitas y las hermanas Carmelitas siguen propagando en todas partes la devoción a Nuestra Señora.

Entre los monjes llegados del Monte Carmelo hubo uno que se hizo célebre por su santidad, por su amor a la Virgen y sobre todo por una aparición que recibió. Fue San Simón Stock. Dice la tradición que un 16 de julio (de 1251) la Sma. Virgen se le apareció y le prometió conceder ayudas muy especiales a quienes lleven el Santo Escapulario como un acto de cariño y devoción de honor de la Madre de Dios con deseo de convertirse y llevar una vida más santa.

Muy pronto empezaron a notarse en todas partes las bendiciones y ayudas tan especiales que la Madre de Dios concedía a los que llevaban con fe y devoción el Santo escapulario. Incendios que se detenían. Inundaciones que se calmaban; tentaciones que se alejaban. Pecadores que se convertían. En Francia en plena batalla el rey Luis XI vio que a un soldado le llegaba una flecha dirigida hacia su corazón y en cambio se le clavaba en el escapulario y no le hacía ningún daño. Inmediatamente el rey y todos sus generales pidieron el escapulario y se lo colocaron. Ya sabemos que lo que salva de peligros no es el escapulario en sí, sino la Sma. Virgen que protege y defiende a quienes llevan esa insignia como señal del aprecio y la devoción que sienten por Ella. Ahora la Santa Iglesia Católica ha declarado que el Escapulario se puede reemplazar por una medalla de la Sma. Virgen. Y la Virgen Santísima sigue haciendo prodigios cada día en favor de quienes llevan con devoción el santo escapulario o su medalla y se esfuerzan por volverse mejores creyentes.

Antiguas tradiciones narraban que la Sma. Virgen había prometido visitar en el purgatorio a sus devotos, el sábado próximo a la muerte de ellos y concederles descanso. Por eso la devoción a la Virgen del Carmen está muy ligada a la devoción a las benditas almas. Que Nuestra Señora del Carmen siga protegiendo a nuestro pueblo y le consiga la gracia de convertirse y llegar a la santidad.

La Santísima Virgen del Carmen es la advocación que nos acerca a la Madre de Dios, es para nosotros el lugar precioso donde nos encontramos con Dios en la oración. Nuestra meta es llegar a amar a la Santísima Virgen María como nadie antes la ha amado. Con María todo y sin ella nada.